ARACA LA CANA
HISTORIA
Nació allí, en el viejo Paso Molino, hija de padres proletarios, de obreros vocingleros, trovadores sin pausa de la prensa democrática de los años 35, que juntaban sus risas aflautadas en cada madrugada, llenando de sonoros ecos el silencio, afincados desde siempre en el viejo baldío esperando aquel Ford del ’28 cagados de noticias, de papel enfadado y tinta fresca, que acomodaban en el hueco de la mano, para salir corriendo como palomas asustadas en diferentes direcciones, trepando la empinada cuesta de empedrado rojizo; escuela primaria donde se moldeaban las almas de los hombres de otrora. Allí nació La Bruta, del hombre marginado, bautizada a “seveleven” por un grito campana, hija de los hijos de don Florencio Sánchez, que sentaron sus huestes en Benito Riquet y Calos Tellier en el corazón mismo de La Teja fabriquera.
Manolo Lemos, los hermanos Ferreira, el Gallego y Potolo, Aramís Arellano, Humberto Barrios, Luis Alberto Carballo, el fino letrista y director escénico durante los primeros años, izaron el estandarte de los sueños y comenzaron a andar; enclavaron el corazón como piedra fundamental en el mes de febrero, le pidieron permiso a Momo y se pintaron las caras de arco iris. La marcha’e camión orquestaba las canciones que vestían las letras del Fino.Año treinta y cinco del fin de siglo y daba comienzo al largo viaje por el Reino Carnavalero La Bruta para todos y más para los damnificados.De canillas a artistas populares, gorriones de un solo ala que fueron creando la conciencia de la murga; desde su propia conciencia el canto contestatario saltaba desde el coro sonoro. Los jurados castigaban a ARACA sistemáticamente, casi como una religión. Su rebeldía natural era penada quitándole lugares de destaque en el Concurso Oficial de Agrupaciones.
Cuentan que hasta el año cuarenta los conjuntos concursaban de frente al jurado y de espaldas al público, hasta el año cuarenta y uno donde ARACA se negó a hacerlo y cantó de espaldas al jurado y de frente al público, actitud que a partir de ese momento cambió la historia de los concursos, cosas como ésta es la que le fue incrementado la popularidad en el pueblo y la antipatía de las autoridades.A pesar de haber nacido grande recién obtiene el primer premio en el año 1948, a esa altura ya hacía varios años que el mejor director escénico de todas las épocas Cipriano “Pianito” Castro era el dueño de la batuta, el maestro indiscutido e insustituible, la excelencia misma; para nosotros el compañero, el consejero, el hermano mayor.El país fue cambiando, la Suiza de América pasó a ser un eslogan lejos d e la realidad circundante.
Se daba una transformación económica a partir de los años ’50 y por ende, social y allí estaba ARACA reafirmando textualmente la defensa de la clase a la que pertenecía. Los “60’” fueron definitorios en su concepción. El país convulsionado por una guerra civil, transforma a la bruta criticona, que debía a pesar de su honra a Rey Momo, su amor infinito por el Carnaval; asumir una posición si se quiere política y la asumió; esquivó el error de política partidaria y se declaró orejana y combativa. (Material extraído de la página de Araca)
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